martes, 26 de agosto de 2008

Crono, castrador del padre y devorador de hijos

Rea y Crono (relieve romano)


Crono, -Saturno para los latinos-, era el hijo menor de Urano y Gea; fue el único que acudió en ayuda de su madre constantemente acosada por Urano; con la castración de su padre consigue la separación definitiva de cielo y tierra, y la separación de lo masculino y lo femenino.

Su temor a sus hermanos, los Cíclopes y Hecatonquiros, le obliga a encerrarlos de nuevo en el Tártaro. Se casa con su hermana, la titánide Rea. Crono y Rea van engendrando hijos, (Hestia, Deméter, Hera, Plutón, Poseidón...) pero, según van naciendo, Crono los va devorando a todos, temeroso de ser destronado por uno de ellos, como le había vaticinado su madre Gea. (Rubens y Goya lo imaginaron cruel y sanguinario y hasta enloquecido).


De su furia solo se libró Zeus, a quien su madre Rea escondió en Creta tras engañar a Crono entregándole una piedra envuelta en pañales en lugar de su hijo recién nacido. Más tarde Zeus, ya crecido, se rebeló contra su padre, y con la ayuda de Metis y la propia Gea drogó a su padre quien devolvió a la vida a los hijos que se había tragado. Zeus y sus hermanos declararon la guerra a su padre que contaba con la ayuda de los Titanes; la guerra duró diez años y, finalmente, Zeus destronó a Crono y lo expulsó de su reino. De nuevo, por tanto, asistimos a la "rebelión contra el padre".

Crono, además de los hijos tenidos con Rea, tuvo de Fílira al centauro Quirón, ser inmortal de doble naturaleza, mitad hombre mitad caballo; el nacimiento del centauro Quirón se debió a que Crono se unió a Fílira tomando la forma de caballo.

En la tradición religiosa órfica Crono aparece reconciliado con Zeus, como un rey bueno, el primero que reinó sobre cielo y tierra. Esto condujo a la leyenda de la Edad de Oro, durante la cual Crono gobernó el mundo.

Los romanos identifican con el Crono griego a una divinidad itálica y romana a la que llaman Saturno. Cuando Júpiter (Zeus) destrona y expulsa del Olimpo a Saturno (Crono), éste se instala en el emplazamiento de la futura Roma, en el Capitolio, donde es acogido por Jano. Saturno aparecerá así como el dios de las primitivas tribus romanas y como el antecesor de los reyes del Lacio. Durante su reinado en el Lacio los hombres vivieron una auténtica "edad de oro". Por ello se le consideró una divinidad "civilizadora", ya que enseñó a los hombres el cultivo de la tierra; además se le honró como "protector de los agricultores y de la agricultura". Es el dios que abona y fertiliza la tierra. Su atributo era la hoz que siega las mieses, poda las viñas y tala los árboles. Tenía consagrado el mes de diciembre porque durante ese mes germinan las semillas. A Saturno se le representaba como un anciano protegido del frío con una amplia capa y con una hoz en la mano.

En su honor se celebraban las fiestas "saturnales" durante las cuales el estatus social de amos y siervos se invertía provisionalmente.


La tierra y Saturno


Saturno, además del nombre de uno de los planetas del sistema solar, fue también el nombre del plomo para los alquimistas; de ahí el término saturnismo para designar una enfermedad crónica producida por la intoxicación con sales de plomo. En el campo del arte Saturno también está asociado a la melancolía. (Erwin Panofsky, Saturno y la melancolía, 1964). Para algunos el signo de Saturno está asociado a lo orgiástico y a lo escandaloso, por relación sin duda con las saturnales de la antigua Roma