martes, 12 de agosto de 2008

Caos

Título: Caos i Confusión
Medidas : 73 x 100 cm.
Técnica : Mixta sobre tela


de Joan Hurtado Moreno “Canano


"En el principio solo era el caos.....", inmenso, abismal, y en su interior Érebo (la tiniebla) y Nicte (la noche). Al separarse éstas, surgen Urano (el cielo) y Gea (la tierra).
Para los antiguos griegos del Caos surge el Cosmos por la fuerza interna de la propia realidad natural; aquí no hay creación ni, por tanto, creador y criaturas; incluso los propios dioses forman parte integrante del Cosmos, del Universo; por tanto, los dioses no son transcendentes sino inmanentes al Cosmos: resultado de la eterna energía en perpetuo devenir. Los dioses para los griegos son inmortales pero ni creadores ni omnipotentes; igual que los hombres, los dioses forman parte del Cosmos y están en él.

Para Benjamín Farrington ("Ciencia y Filosofía en la antigüedad") el "gran avance intelectual" de los griegos tiene una característica principal: "eliminar lo milagroso de la naturaleza y de la historia y sustituirlo por leyes". "El movimiento científico que empezó en el siglo VI entre los griegos fue íntegramente un movimiento laico. Fue creación y propiedad, no de sacerdotes que pretendían representar a los dioses, sino de hombres cuya única base fue apelar al sentido común de la humanidad". La visión anterior del mundo de egipcios y babilónicos estaba condicionada por sus "libros sagrados", pero "los griegos no tenían libros sagrados": los dioses griegos no revelaron la verdad a los hombres; éstos se las tuvieron que arreglar para encontrarla.
Ya en la Ilíada de Homero, "los acontecimientos que forman la historia se presentan como procedentes de los caracteres de los actores"; es decir el hombre, en cierto sentido, se convierte en "autor de su propio destino". Esta es para Farrington la gran originalidad de la Ilíada desde la perspectiva de la historia del pensamiento. "Nada más opuesto al fatalismo de la astrología caldea".
Pero también en la Teogonía de Hesiodo "encontramos otro aspecto del pensamiento griego que fue de importancia vital para el desarrollo de su concepción científica": la ausencia de una teoría de la creación divina; el Cosmos, el Universo, el Mundo, la Naturaleza será el resultado de "una evolución o desarrollo espontáneo".
Esta ausencia de una "idea de la creación" como "verdad revelada" es básica en la explicación del origen de la filosofía y de la ciencia griegas. La verdad se convertirá en un "proceso de búsqueda" permanente, aunque no siempre lineal, ni unidireccional. Búsqueda que no conducirá nunca a un "descubrimiento definitivo". La verdad se humaniza y, por tanto, se convierte en parte de la historia del hombre.

Hoy la "teoría del caos", para algunos científicos, es fundamental para explicar la revolución científica del siglo XX. Estudia, desde las matemáticas y desde la física, el comportamiento impredecible de los sistemas dinámicos.